Hoy comienza de verdad el principio del fin, como si esta especie de pesadilla de dos años quedara atrás. Por fin la mascarilla deja de ser obligatoria (excepto en transporte público y consultas médicas). Al principio la veía necesaria (sobre todo cuando no la teníamos), pero ahora mismo las cosas ya han cambiado demasiado y, sobre todo trabajando, se había convertido en un engorro y algo muy incómodo y, para mí, innecesario al menos en líneas generales.
Poder trabajar sin la mascarilla, entrar a los sitios y hacer vida “normal” es una forma de pasar página a una historia surrealista que jamás pensábamos que íbamos a vivir.
Por supuesto que no soy un negacionista. Yo mismo lo pasé al principio, cuando todo fue de verdad una pesadilla y una historia de ciencia ficción, pero es que dos años después la mascarilla ya la veo innecesaria.
Dejemos esto atrás ta de una vez.