Cómo viví mi firma en la Feria del Libro y nueva sesión de fotos a Verónica Romero

Aunque este pasado lunes empezaron oficialmente mis vacaciones, he tenido el fin de semana libre, con lo que he sumado dos días más. Atrás queda una semana intensa marcada por dos hechos: una nueva sesión de fotos a Verónica Romero y mi firma en la Feria del Libro de Madrid.

La sesión de fotos en realidad tuvo lugar el pasado día veintitrés de mayo. Una marca de calzado, Pikarinas, quería que ella fuera su imagen y Verónica les dijo que me quería a mí como el fotógrafo, así que quedamos ese día y ella vino con el dueño de la marca a casa para prepararse y después hacer las fotos por el paseo del parque de la Fuente del Berro.

Será porque tenemos química o porque nos compenetramos bien, pero trabajar con Verónica Romero me parece súper fácil y agradable. Hicimos fotos con cinco looks:

1)  Con un vestido largo blanco con estampados azules que se había comprado en Australia.

2) Con una falda de flores por la rodilla y un top ajustado blanco.

3) Con el mismo top y unos pantalones cortos blancos.

4) con los mismos pantalones y una camiseta blanca con tres cucuruchos.

5) Con una falda larga de flores y un top negro.

Al final se decidió no usar las fotos del look tres porque Verónica no estaba conforme del todo con cómo se veía con esa ropa, así que se están usando los otros cuatro looks. Poco a poco están saliendo las fotos en las redes y estoy muy contento porque tanto a ella como al dueño de Pikarinas les han gustado muchísimo y me han hablado de repetir.

Esta es la tercera vez que le hago fotos a Verónica Romero y la verdad es que he encontrado una buenísima modelo recurrente. También aprovechamos e hicimos fotos en las que los zapatos no eran los protagonistas, para que el club de fans las usen para el próximo calendario.  Ya hicieron un calendario con descartes de la primera sesión que le hice para Ultratumba y este sería el segundo.

El trabajo fue rápido. En unas dos horas habíamos terminado con un montón de material para poder trabajar en él. Pasamos una tarde agradable y por fin el wiccano pudo asistir como ayudante a una sesión de fotos de su gran ídolo.

El resto de la semana la tuve complicada con el trabajo, así que desde el domingo hasta el pasado jueves estuve dedicando mi tiempo libre a terminar las fotos y poder entregarlas, satisfecho con el trabajo bien hecho y bien valorado.

También a lo largo de la semana recibí una demo a piano de un minuto con el nuevo tono de Existe Un Lugar y que en unos días grabaré en el estudio. Tengo muchas ganas de relanzar el single con un tono de voz mucho más cercano a mi registro. Ahora que las clases de canto están dando sus frutos, no me quiero resignar a tener este trabajo como está y mi espíritu perfeccionista me pide que intente mejorarlo, así que eso es lo que voy a hacer.

La otra cita tuvo lugar este pasado domingo, día tres de junio, en el Retiro, en la Feria del Libro de Madrid. Diez años después de la primera vez, acudía a mi cita anual en ese lugar que siempre me transmite sentimientos encontrados. Por una parte me hace sentir un escritor por tener un hueco allí y por otra me hace sentir muy pequeño al ver a los escritores famosos de verdad con grandes filas de gente. Con el paso de los años he aprendido a canalizarlo todo y a simplemente disfrutar de la experiencia, como he hecho esta vez, de la que me llevo posiblemente los mejores recuerdos.

La caseta elegida por Wave Books fue El Mono Araña, la ciento uno, donde también firmé Zementerio en su día. Además, después de muchos días de lluvia, parecía que el cielo nos daría una tregua.

Fui hacia allí y al llegar me di cuenta de que no me había hecho un cartel para colgarlo, como todos los años. No sabía por qué, pero algo me dijo que ese despiste me iba a traer suerte. Después de la buena acogida que tuvo «La casa Ferrer» en la presentación, sabía que la reacción del público general también podía ser buena, o al menos prefería pensar eso.

La cosa empezó tranquila, y digo empezó porque en cuestión de minutos el paseo de las casetas se llenó de gente hasta el punto en que ocupaban todo el ancho de la calle. Al Mono Araña se acercaba muchísima gente a preguntar por cómics y a comprarlos. Claro, en una caseta especializada en cómic es muy difícil vender una novela, ya que la gente que se acerca no es el público que yo buscaba, pero había que ser optimista. Y tanto. A partir de las doce la cosa empezó a cambiar y a la una, la hora en la que tenía que irme porque llegaba otra escritora después, solo quedaban tres libros de todos los que había de «La casa Ferrer». Si me hubiera quedado unos minutos más, también los habría firmado. Estaba alucinado. Solo hubo una vez que firmé más, y fue cuando estuve en la caseta de la librería Antonio Machado, pero claro, esa vez había tres o cuatro títulos de Odisea míos allí, por lo que hubo varias personas que se llevaron dos diferentes. Esta vez iba solo con «La casa Ferrer», aunque en un principio iba a ser diferente.

La segunda edición de «Piensa en mañana» no ha salido aún, pese a que me dijeron desde la editorial que estaría antes de la Feria del Libro para aprovechar. Hablé con el editor y me dijo que podía llevar algunos de los ejemplares que aún quedaban de la primera edición al Mono Araña para aprovechar que estaba y firmar alguno.

Cuando llegué a la caseta no sabían nada. Tampoco me han ofrecido firmas de «Piensa en mañana» este año, con lo que estoy un poco desilusionado en ese sentido. La parte buena es que «La casa Ferrer» fue todo un éxito y me quedo con eso. No faltó a la cita NaT, Susana, David Maldonado, mis tíos y alguna sorpresa más del trabajo.

Al salir estaba tan contento, que se me notaba en la cara y en las fotos que me hicieron. Nos fuimos NaT, Susana, David, mis tíos y yo a una terraza fuera del Retiro a charlar un rato. NaT y David se tuvieron que ir y nos quedamos los demás… hasta las seis de la tarde. Hablamos tanto, que me dolía la garganta.

Ese día solo me faltó una persona. El wiccano se había ido a Córdoba el jueves pasado y llegaba esa misma tarde. Habría sido lo que habría hecho el día perfecto del todo. Me lo pasé en grande, volví a sentirme un escritor y cargué las pilas para seguir luchando por este mundo que tanto me apasiona.

Ahora a disfrutar de lo que queda de las vacaciones, que aún hay mucho que hacer.

Author: Javier Herce