Hace muchos, muchos años que el dieciséis de agosto está grabado a fuego en mi calendario personal como una de las fechas más importantes de cada año.
Todo el mundo sabe que una de mis grandes pasiones, mi referente, mi ídolo, es Madonna. Ahora que ha pasado el tiempo puedo decir, convencido, que yo no sería la misma persona si no llega a ser por ella, la artista más grande que jamás ha dado el mundo de la música. A día de hoy nadie la ha igualado (ahí están las cifras y la historia) y no creo que nadie la iguale, porque como ella no hay ni habrá jamás igual.
Hoy es su cumpleaños y, como cada año, escribo en este blog para decirle felicidades, aunque jamás me haya leído y jamás sepa que existo.
Yo sé que existes, Madonna, porque te tengo presente día a día y porque para mí eres una de las personas más importantes de este mundo.
Tres veces te he tenido cerca, muy cerca. Tres veces te he mirado a los ojos y tú también me miraste, aunque no te acuerdes, aunque pasara desapercibido, aunque para ti yo solo sea uno más. Para mí tú no eres una más, eres la única.
Feliz cumpleaños, Madonna, y gracias por seguir removiendo algo en mi interior, por seguir ahí y, sobre todo, por hacer lo que te da la gana.