Lo peor ya ha pasado

Pasar por una traqueotomía es algo muchísimo más traumático de lo que pueda parecer. Después de seis días en el hospital sin comer ni hablar, estoy agradecido a este tubo tan delicado y que tanta guerra me da, porque gracias a él puedo respirar y gracias a él estoy vivo.

Ha habido muchísimas mejorías entre ayer y hoy. Por fin puedo comer algo (que estaba adelgazando tanto que parecía un niño pequeño), he empezado a hablar y falta el último paso, que es poder respirar para que me quiten la cánula.

Ya no tengo miedo, porque lo peor ha pasado. Soy muy optimista (en realidad lo fui desde el primer día), aunque aún no he asimilado bien lo que me ha pasado. Saber que he estado a punto de morir no es algo que mi mente haya procesado aún, porque estoy centrado en recuperarme y en que de todo esto solo me quede una cicatriz y el recuerdo.

Estoy también intensamente agradecido a todos lo que se han preocupado por mí. Me he sentido felizmente desbordado con tantísimos mensajes, comentarios y demás. Llamadas no porque, al no poder hablar, ya se sabe…

Sí, soy afortunado, porque estoy vivo y porque se han cruzado en mi camino personas que se han ocupado de que así fuera.

Ya estoy en la recta final de mi recuperación y eso hace que esté aún de mejor humor.

Author: Javier Herce