Ayer, cuatro de mayo, tenía lugar una cita muy importante para los fans de Madonna. Después de ochenta conciertos de su Celebration Tour, sin cancelar ninguno a lo largo de más de seis meses y que ha pasado por países de todo el mundo (en España vino a Barcelona, pero no pude ir. No sé cómo la gente puede permitirse hacer un viaje, con mínimo dos días libres, pagar el trayecto, la estancia y una entrada que rondaba los trescientos euros, porque yo no puedo, aunque esperaba que se confirmara Madrid, cosa que nunca pasó), la gira acababa hace unos días, pero aún quedaba un cita, el colofón para despedir el tour. Hacía un par de meses más o menos se anunció que estaría en la playa de Copacabana, en Brasil, dando un concierto gratuito al que podían asistir hasta dos millones de personas, una auténtica barbaridad. La cita fue anoche, aunque aquí en España ya era cinco de mayo, hoy.
Yo tenía que madrugar para trabajar (como siempre, ya que con mi nuevo puesto estoy siempre de mañana), aunque al ser domingo me podía levantar a las seis de la mañana. Aun así, como soy como soy, me he despertado a las tres y media y me he levantado para tener un desayuno tranquilo en el ordenador (como hago siempre) y estar un buen rato relajado antes de prepararme para irme.
Siempre entro en YouTube para ponerme música mientras desayuno y ver vídeos (a pesar de tener Apple Music, pero me gustan los videoclips) y vi enlaces a conexiones en directo de la gira. Yo sabía que los iba a haber, pero no que retransmitieran el concierto como si fuera la tele, sino más bien una panorámica de la playa, como algunos medios llevaban poniendo desde ayer para ver cómo iba llegando la gente.
Pinché en uno y era la retransmisión televisiva del concierto, que solo llevaba un par de canciones. La casualidad había hecho que me conectara justo a la hora del concierto en la otra punta del mundo. Lo he estado viendo, cambiando de vez en cuando de enlace, porque se caían las transmisiones y en un foro de Madonna al que entro iban poniendo otros que funcionaban, y antes de tener que prepararme para irme, lo había visto entero (menos la última canción, que ahí ya ningún enlace funcionaba).
Ya había visto muchos vídeos de la gira y conocía cómo eran las actuaciones de muchas canciones, pero ha sido toda una experiencia, sobre todo ver un concierto de Madonna como los de antes, sin estar súper editado, con imágenes frenéticas de uno o dos segundos, filtros y efectos, más como si fuera un videoclip de dos horas que un concierto. Esto Madonna lo lleva haciendo desde que salió Confessions Tour, su gira de dos mil seis. Ver los conciertos tan editados hace que sea incómodo y poco orgánico, pero disfrutar de un concierto nuevo de Madonna retransmitido por televisión, con una edición normal, me recuerda al Blond Ambition Tour. Esto sí que es una experiencia y se disfruta (supongo que ni ella ni su equipo pensarán igual, viendo cómo editan las giras desde hace ya casi veinte años).
Me lo he pasado en grande viéndolo, como lo hacía antes, como cuando teníamos verdaderas experiencias como fans desde casa (no me refiero a ir a un concierto, que yo he ido a tres de ella). He visto las pequeñas diferencias que ha añadido y así me he podido ir un poco más contento a trabajar.
Puede que esta sea la gira más completa que ha hecho nunca (la primera que hace sin un álbum que promocionar y la primera de verdad basada en sus éxitos). Una celebración de cuarenta años de carrera y el cierre de una era. Ahora todos esperamos que se abra otra, con un nuevo trabajo discográfico que se está haciendo de rogar. Han pasado cinco años desde Madame X, un álbum que me supo a muy poco, y ya necesitamos más Madonna. En los últimos diez años solo ha publicado dos álbumes, su época menos prolífica.
Espero que, después del típico descanso que suele tomarse después de las giras, haya noticias interesantes.