Hoy no es un buen día para mí por dos motivos:
El primero es que hoy se inaugura la Feria del Libro de Madrid y no estaré firmando y estoy tan, tan desilusionado con cómo han ido las cosas este último año (arrastrado por los últimos. prácticamente desde dos mil diecisiete), que creo que ni siquiera voy a ir como espectador o cliente. He estado firmando allí desde el dos mil ocho, faltando solo un año (y ahora este). No estoy pasando por un buen momento literario y esta es solo una muestra. Demasiados años luchando y preparándome para absolutamente nada. No sé qué pasará a partir de ahora, pero sé que este último año marca un antes y un después en mi carrera literaria después del desastre de mis dos últimas novelas. No sé si es el fin, pero es la primera vez que tengo tantos manuscritos acabados (cinco) y ninguna publicación pendiente. Se ha vuelto imposible acceder a las editoriales, pese al currículum y premios literarios. Ahora hay más editoriales que nunca ofreciendo su contacto para recibir manuscritos, pero después ninguna contesta. Muy frustrante. Sobre todo porque ahora mismo estoy escribiendo la que SÉ que va a ser mi mejor novela hasta la fecha y que, visto lo visto, tiene muchas posibilidades de quedarse inédita.
El segundo motivo es que hoy es el aniversario de mi enfermedad. No del día de la pesadilla, sino del comienzo de los síntomas, que fueron un día antes. Esto me ha removido mucho por dentro. No pasa un día desde entonces que no recuerde lo ocurrido, pero hoy lo hago con angustia, con un nudo en el estómago, recordando con más intensidad. Sé que estoy recuperado, pero fue todo muy duro, un camino muy largo hasta encontrarme bien, y que estoy vivo, pero en fechas señaladas me angustia mucho pensar en aquello. Estoy viviendo mi segunda oportunidad y eso es muy bueno, porque ahora podría estar muerto y me salvé, pero no sé, Que sea el aniversario me pone muy sensible. Para colmo al volver a casa en el metro me he cruzado con un hombre que llevaba una traqueotomía (con sus gasas y todo). Al menos he conseguido no llorar, porque hasta ahora cada vez que veía a alguien con traqueotomía se me saltaban las lágrimas.
No, hoy no es un buen día. Para nada.