Ir al estudio de grabación después de ocho horas de trabajo (y haberme levantado a las cuatro de la mañana) a veces me viene bien, porque llego con la voz trabajada y caliente de estar activo todo el día, pero hoy no ha sido la mejor idea. Todo ha salido bien, pero me notaba muy cansado y podría haber dado mucho más de mí.
La canción que hemos grabado, un tema soul muy de los ochenta (No me dejes caer, acércate…), al principio iba a ser cantado con potencia, pero al ir grabando veíamos que no funcionaba demasiado y además mi voz hoy no estaba en su mejor día. En cuanto hemos cambiado los agudos finales por una voz mixta y suave, nos hemos dado cuenta de que había que ir por ahí y lo hemos repetido todo menos las estrofas, que sí estaban cantadas así.
Yo quería que esta canción fuera potente, pero al final le quedaba mejor una voz mixta y suave. Incluso el productor me ha dicho que debería cantar más así, que mi voz suena muy bien en esa tonalidad. Yo estoy de acuerdo, pero siempre he sido muy fan de las canciones espectaculares, aunque en este caso es verdad que le beneficiaba y ha quedado muy bien.
Quizá debería hacer canciones menos agudas en general para poder jugar más con los tonos y que no se me vaya demasiado al final, que era lo que le pasaba a esta, aunque la hemos salvado así. Lo que ocurre es que yo estoy más cómodo en tonos altos en general, pero claro, eso deja poco margen para agrandar la canción en momentos porque ya los agudos son demasiado altos, sobre todo para un hombre. Llego, pero eso no quiere decir que quede bien. Puede que trabaje en ello. Componer canciones que a uno lo beneficien, cuando no es músico, es más complicado de lo que parece.