Dando un paseo por Madrid he estado pensando. Últimamente lo hago mucho. Pienso en tiempos pasados, en lo que me ha llevado hasta aquí, en lo que he conseguido y, sobre todo, en lo que no he conseguido…
Pensando mientras paseaba, había calles, rincones, lugares que me recordaban a épocas pasadas en las que yo era un escritor emergente con el único objetivo de perseguir su sueño y lograrlo. Aunque hacía más cosas, mi vida giraba en torno a la escritura. Hablo de hace unos doce o trece años, que era cuando en plena vida de Ultratumba yo no paraba de hacer cosas y tenía mi pequeño grupo de escritores con los que a veces quedaba. No juntos, porque no éramos todos comunes, pero sí tenía mis pequeñas charlas y compartíamos inquietudes y opiniones. Todo eso, como muchas cosas, han desaparecido. Esa gente, por el motivo que sea, o ya no publica, o lo ha dejado o, simplemente se han ido, ya sea porque se mudaron fuera de Madrid o porque el tiempo ha puesto distancia. No lo sé. El caso es que antes tenía gente con la que compartir mis cosas y gente entre la que nos ayudábamos, porque no teníamos ni envidias ni celos entre nosotros, y ya no hay nada. Ese es otro de los silencios que ahora gobierna mi vida y la verdad es que, pensándolo, da mucha pena.
