Ha sido una semana intensa y llena de emociones. Casi me parece mentira que todo haya ocurrido en tan pocos días. Voy por partes:
Empecemos por el lunes, que fue el día en el que recibí una chocante noticia laboral que provocaba el cierre acelerado de una etapa que ha durado siete años, pero que a la vez abre otra, que empezará mañana. Un cambio de destino que me dejó un poco en estado de shock. Mi convalecencia ha traído muchas cosas de las que no tienen nada que ver, pero que tienen todo que ver. He tenido que asimilarlo, me he enfadado, lo he comprendido, pero sigo sin entender muchas cosas. Lo importante es que, pese al motivo que lo haya provocado, al final voy a salir ganando. Es un cambio de etapa que en el fondo iba a pedir yo, solo que se me han adelantado, así que, como todo lo que viene en la vida, lo acepto y estoy preparado.
Lo siguiente ocurrió el martes. La nueva novela ya ha sido presentada en forma de crowdunding. Esta nueva editorial con la que voy a trabajar (de momento), llamada Distrito 93, funciona haciendo campañas para asegurarse de tener el dinero para la producción de las novelas antes de ponerse con la publicación. Yo sabía que era arriesgado, pero me aseguraron que funcionaba. La novela, titulada “Me llamo Anabel”, es una de las que más he disfrutado escribiendo y le tengo mucho cariño. Solo espero recibir los apoyos suficientes, porque si no llega a las cincuenta reservas, o novecientos cincuenta euros (porque hay opciones de distintos precios), no publicarán la novela, y cinco días después de empezar la campaña la cosa va bastante mal. Entiendo que a la gente les estás pidiendo dinero, pero solo les estás pidiendo a los que iban a comprarla igualmente cuando saliera, que lo hagan por adelantado pero, como me esperaba, todos miran hacia otro lado, incluso los que me han dicho que van a participar y los que sería lógico que lo hicieran. En momentos así me vienen a la cabeza un montón de favores gratis que he hecho durante mucho tiempo… pero bueno. La gente es así. Empiezo a mentalizarme que es posible que esta novela no llegue a publicarse.
Pasamos al jueves, que fue el día en el que, por fin, volví al estudio de grabación después de que me pasara todo el tema de la traqueotomía. Justo antes de aquel fatídico treinta y uno de mayo habíamos grabado la primera demo para el tercer disco (y comenzado con la demo de la segunda canción) y todo tuvo que pararse.
Al recuperar mi voz, y ver que después de todo esto está mejor que antes, ya estaba preparado para volver a MaintrackStudio y grabarla. Llevaba un par de días encontrándome fatal, sin nada de energía y con mareos, pero no quería dejar que pasara más tiempo. Volver a cantar para mí también forma parte de una terapia para recuperarme. No fue fácil, porque en la cabina me seguía mareando, me cansaba y me tiraba el cuello, pero tengo que admitir que la voz salió muy bien, la canción la grabamos de forma muy ágil y va a quedar un tema pop muy pegadizo y actual. A mí me recuerda al rollo que lleva The Weeknd, que fue lo que me vino a la mente cuando Jorge me enseñó una primera demo instrumental de unos segundos, que no esperaba que me gustara, pero le pedí que bajara el tempo, porque algo sonó en mi cabeza, y resultó que así era perfecto para mí. De ahí compuse el tema y él acabó la producción, quedando una canción muy redonda que puede funcionar.
El resto de la semana lo he pasado asimilando el cambio de etapa laboral, despidiéndome de la gente y mentalizándome a que, a partir de mañana, todo va a ser diferente.
Sigo sin energías, pero ya he asumido que ahora mi vida es esta y que me tengo que aguantar, porque aún voy a tardar en recuperarme. También me he dado cuenta de que me ha quedado un trauma enorme con el tema de ahogarme y que tengo que hacer mucho ejercicio mental para controlar los nervios cada vez que me agobio y siento que me va a faltar el aire o que tengo algo dentro que no me puedo quitar. A veces se me olvida de que lo que he pasado ha sido muy duro y fuerte, y que necesito recuperarme bien física y mentalmente para superarlo.
Empiezo poco a poco a ser el que era y, a la vez, jamás volveré a ser el mismo.