
Por fin llegaron las tan ansiadas vacaciones. Van a ser dos semanas y dos días que necesitaba de verdad.
Iba a haber viajado a la feria de Córdoba tres días, pero al final decidí quedarme solo en casa por Vampy. La pobre, que ahora va a cumplir quince años, creo que ya no está para esos viajes y he preferido estar a su lado y no hacerle pasar por eso, aunque me quede sin ir. No me importa. Por ella lo hago encantado y así también estoy más tranquilo sabiendo que no va a pasar por el viaje, que puede sentarle mal, porque ahora se desorienta con facilidad y se pone nerviosa.
Van a ser dos semanas relajantes, de paseos, de poder dedicarme a trabajos literarios y musicales, y de espera para ver si sale mi nueva novela o no en la feria del libro, que empieza en una semana. Lo veo que va a ser muy poco tiempo, pero el editor insistió en que sí iba a poder ser.
También estoy ultimando la salida de mi nuevo álbum y preparando las canciones que grabaremos en inglés, que van a ser entre dos y tres.
Sí, voy a estar entretenido y haciendo lo que de verdad me gusta.
Después de encontrarme mal durante más de una semana, de repente hace tres días empecé a encontrarme bien. Incluso me sentía como una persona normal. Siempre que me ocurre pienso: “Ya está. Ya me he recuperado. Por fin”, pero después vuelvo a encontrarme mal y veo que no, que aún no he acabado de recuperarme. Pues eso me ha pasado hoy, para celebrar el primer día de vacaciones. Aún así no he querido dejar de dar un largo paseo, comer por ahí, comprarme algo de ropa e intentar disfrutar un poco. Eso sí, al llegar a casa por la tarde he caído en el sofá, rendido, y me he quedado dormido.
Que comiencen las vacaciones.