Siempre he tenido una relación de amor y odio con mi cuerpo. Bueno, más bien de odio nada más. Años de complejos, inseguridades, baja autoestima, trastornos alimenticios… Ahora que estaba más tranquilo con ese tema, ocurrió lo de mi epiglotitis y mi traqueotomía y el resultado de todo eso es un cambio físico que salta a la vista. Mi cuerpo no es el mismo desde entonces, y no lo digo porque haya cambiado a peor, sino que ha cambiado a mucho mejor. Este reseteo físico me ha servido para volver a mis veinticinco y verme mejor que nunca. Qué cosas acabar así cuando has pasado por un proceso tan traumático. Todo lo malo trae algo bueno y ahora que se me abre una etapa rejuvenecedora, estoy deseando recuperarme del todo, volver a ser el que era, pero en una nueva versión de mí, mejorada, y aprovechar todo lo que la vida tiene que ofrecerme.
Estoy orgulloso de ser yo, de mí, de haber superado esto y de seguir aquí.