Se acabó. Hoy terminan mis vacaciones. Ha sido un mes entero y la verdad es que no me puedo quejar, porque las he disfrutado muchísimo. He cumplido muchos de mis objetivos, como acabar de escribir mi ensayo sobre mi traqueotomía, terminar de corregir mi manuscrito sobre el bullying y preparar un montón de demos para mi tercer disco en el estudio de grabación. A parte de las dos canciones que estaban ya completadas antes de las vacaciones, ya tenemos cinco demos más y hoy voy otra vez para grabar dos basadas en melodías que tenía yo por ahí, una balada y un tema pop.
Las cosas están yendo muy bien. Ayer tuve una de mis mejores clases de canto en la que disfruté y canté como nunca. Hasta el profesor me lo dijo y se le puso la piel de gallina. A eso quiero llegar, cantando así y disfrutando como lo hice ayer y como sé que lo voy a hacer con estas nuevas canciones, donde por fin he encontrado mi sonido y mi voz, después de dos discos en lo que he ido aprendiendo y buscándome. Este nuevo álbum va a ser el definitivo y el primero de, espero, varios más que me hagan ir creciendo.
Estos días estoy mezclando el videoclip del primer single que va a llegar ahora, aunque el álbum hasta los primeros meses del año que viene no estará listo. Hasta entonces hay muchos planes muy interesantes con esta canción, de la que ya tenemos una versión extendida (de la que el pasado jueves grabé voces adicionales) y tenemos preparada un versión acústica (para la que re-grabaré todas las voces). También habrá una versión dance. Estoy deseando que salga esta canción, que es MI canción, LA canción. Sé que me va a costar superarla, porque lo que me hace sentir es algo demasiado grande.
Por otra parte, ya sé lo que voy a escribir ahora. Mientras encuentro un argumento que me haga sentir lo que quiero, retomo mi proyecto vampiro.
Las vacaciones se acaban, pero no las ganas de soñar, de seguir haciendo cosas y de disfrutar de estas pequeñas cosas, que para mí son muy, muy grandes.