
Llevo una semana encontrándome mal. Está a punto de cumplirse un año de lo que me pasó, y sigo sin recuperarme del todo. Es como si mi cuerpo, ahora que pesa menos que nunca, pesara una tonelada. Me cuesta moverme, mi musculatura está como atrofiada, agarrotada, me siento exhausto, me mareo, me dan náuseas… Llega a ser tan desesperante, que pierdo los ánimos y eso me hace estar triste.
Sé que debo seguir teniendo paciencia, pero jamás imaginé que la recuperación durase tantísimo. Mi enfermedad me dejó traumas físicos muy fuertes y tengo que seguir trabajando para volver a ser el que era antes, al menos en cuanto a energía, porque por dentro, psicológicamente, sé que soy mejor ahora, que he aprendido muchas cosas con todo esto y que, en el fondo, soy más fuerte que nunca. Sobre todo, sé que soy afortunado porque estoy vivo, porque lo que pasé me salvó la vida.
Solo tengo que seguir esperando a una total recuperación, seguir alimentándome bien, con mis suplementos y mi trabajo diario para ponerme fuerte.
Sé que lo voy a conseguir. Lo sé.