Aquel treinta y uno de mayo, del que tanto hablo, mi vida dio un vuelco completo. Ahora todo es diferente. Mi día a día es diferente. Aquello trajo una serie de acontecimientos, como si estuviera escrito. Por dentro he cambiado. Dicen que de todo lo malo se saca algo bueno y es porque aprendes mucho. No pienso demasiado en que podía haber muerto, que tuve muchas papeletas. Suficiente tengo con salir adelante y recuperarme.
Uno de los cambios más evidentes es el físico. Salta a la vista que mi cuerpo ya no es el que era, y probablemente no lo vuelva a ser. Puede que sea de las pocas cosas buenas que he sacado de todo esto de la traqueotomía. Veo fotos de antes y me sorprende lo diferente que estoy.
Sigo con mi recuperación. Lo llevo bien. Ahora hay muchos días en lo que me encuentro perfectamente, aunque después haya dos o tres en lo que no valgo para nada, como hoy.
Una cosa está clara y es que, como siempre, no voy a dejar de soñar.