Justo hoy se cumple un mes de que empezara mi pesadilla y acabara con una traqueotomía de urgencia y justo hoy, en una nueva revisión en el hospital, me han comunicado que puedo volver a la vida normal, aunque con cuidado, porque sigo muy débil y no he recuperado el peso perdido (sobre todo masa muscular). Me han dicho que lo que he pasado ha sido muy duro, muy grave, que me cogieron por los pelos… Cosas que ya sabía y he ido comprendiendo durante este mes porque sí, ha sido muy duro, sé que ha sido muy grave (mi ingreso duró el doble de lo que suelen durar las traqueotomías de mi tipo), me cogieron por los pelos porque yo sé lo ahogado que estaba y soy consciente de que mi cuerpo dijo que ese día moriría, pero no fue así, porque la traqueotomía me salvó. Yo sé lo que he pesado y lo duro, durísimo que ha sido, pero lo he pasado y queda atrás.
Los médicos siempre dicen que aproveche para disfrutar, que haga un viaje, pero ahora que ya me han confirmado que todo puede quedar atrás, aunque la herida del cuello tardará seis meses en curarse, lo único que me apetecía era una cosa que no me había permitido casi hasta ahora, y es llorar. Durante todo este tiempo me he obligado a estar entero y he llorado muy, muy poco, porque necesitaba ser fuerte y poder con ello, necesitaba que no me vieran llorar, así que al salir del hospital me he dado un pequeño paseo y, al llegar a casa me he dado el capricho y he llorado sin frenarme, dejando que las lágrimas que llevaba acumuladas dentro salieran para que dejaran de pesarme tanto.
Todo va a quedar atrás, lo he superado y ahora, más que nunca, tengo ganas de vivir, de hacer cosas y de ser mejor persona de lo que era.
Te lo mereces, Javier.