Un día literario

Curiosamente el último acto literario al que asistí (a parte de a la Feria del Libro), fue al primer encuentro literario que organizó Wave Books en mayo de dos mil dieciocho, que se llamó entre nosotros la Wavecon. Allí hablé sobre mi novela (por entonces recién publicada) “La casa Ferrer” en el sótano de un restaurante del centro de Madrid. Después vino la sequía literaria, que parece que empieza a acabar justo ahora, puesto que este pasado sábado he tenido el que ha sido el siguiente acto literario (casi dos años después). Precisamente ese acto ha sido la Wavecon II.

En un principio allí iba a hablar de una de las dos nuevas novelas que me van a publicar ahora, pero los retrasos lo hicieron imposible, así que volví a hablar de “La casa Ferrer” y al final di detalles de esa inminente nueva novela (título, temática, ambientación…).

Tuvo lugar en la biblioteca Eugenio Trías, dentro de El Retiro, un lugar que me pareció muy bueno, con una sala que estaba muy bien, pero con un horario que no acompañó. La gente empezó a llagar muy tarde. Aquello empezaba a las diez de la mañana y siendo sábado, era comprensible que a primera hora aquello estuviera vacío. Según me dijeron, fue imposible que la biblioteca diera otro horario. Al final se llenó y allí brilló la literatura, que era de lo que se trataba. Yo salí a las once y veinte con una charla que preparé mentalmente, ya que las veces que me hago esquemas, termino por no mirarlos. Cada vez me pongo más nervioso en los actos públicos y lo que acabo haciendo es, teniendo una idea en la cabeza, abrir la boca y hablar. Es lo que me suele funcionar. No a todos les funciona lo mismo. Vimos allí charlas que literalmente eran leídas (lo que resta frescura) y otras tan improvisadas, que tenías la impresión de que ni ellos mismos sabían de qué hablaban. En general las charlas fueron amenas, bien organizadas y con una coordinadora de mesa (Olga) que hizo un buen trabajo con las horas que duró aquello.

Aproveché para volver a ver a las editoras Irene y Karolin, y a otros autores, como Monty Brox o Cristian Blanco.

Todo salió bien y al terminar, a las tres de la tarde (después de un sorteo en el que al wiccano le tocó un libro en papel y otro en digital) nos fuimos de celebración, ya que era un día especial por otro motivo. Era el cumpleaños del wiccano, así que los dos, acompañados de NaT, nos fuimos a comer por ahí para celebrarlo.

Después a descansar un poco, porque por la noche el wiccano y yo teníamos otro plan para celebrar su cumpleaños. Íbamos a ir a ver la obra La Llamada al teatro Lara. Nos habían hablado muy bien de esa obra, aunque me dejó un poco frío. Quitando que los personajes de las monjas son literalmente un bomba y con ellos no paras de reír (Erika Bleda es una actriz impagable, pero de verdad), el resto de la obra me dejó con la sensación de que faltaba algo. Para mí no cumplió las expectativas, pero pasamos un buen rato para acabar el día de cumpleaños, agotados y cayendo rendidos en la cama.

Author: Javier Herce