Después de poner el punto y final a la nueva novela, el plan es volver al vampiro. Bueno, en realidad es a la vampira. Mientras tanto, puedo ir preparando algunas ideas que tengo para siguientes novelas.
Allá por marzo de dos mil catorce, mientras aún preparaba el lanzamiento de “La venganza del vampiro” (que ocurriría por septiembre de ese mismo año), comencé a tomar las primeras anotaciones en un cuaderno sobre el “Proyecto vampira”, que sería la tercera parte de mis novelas de vampiros, pero que se podría leer de forma independiente, con protagonista femenina y trayendo a varios personajes (secundarios) de las dos primeras novelas. Es así como mi vampiro más querido me lleva acompañando durante toda mi carrera literaria, ya que empecé con él nada menos que ocho años antes de que se publicase mi primera novela. Simplemente es mi vampiro. Una primera novela que no se publicó dio pie a su reescritura que la convirtió en dos partes, “Matar a un vampiro”, publicada en dos mil once, y “La venganza del vampiro”, publicada en dos mil catorce. Desde entonces llevo dándole vueltas a esta tercera (e independiente) parte, de forma intermitente.
Fue en agosto de dos mil veinte cuando me puse, por fin, a escribir la novela con todas las notas que tenía en ese cuaderno. Empezó un viaje apasionante. Estaba disfrutando de verdad adentrándome en una cantidad de personajes secundarios que la convertía en una novela coral. Tanto, que llegó un momento en el que decidí parar, porque no sabía si se me estaba yendo todo de las manos, ya que llevaba cuarenta mil palabras escritas y la historia aún estaba en su estado inicial. No es que esté en contra de las novelas largas. En absoluto. Mi temor era que me estuviera yendo por las ramas y estuviese escribiendo una novela que, debido a eso, podría resultar aburrida. Por eso paré, en otoño de ese mismo dos mil veinte, para tomar distancia y escribir mientras otras cosas.
He escrito dos novelas desde entonces y ya ha llegado el momento de volver a coger a mi vampira, revisar ese primer borrador de cuarenta mil palabras, analizarlo, coger nuevas ideas y continuar escribiéndola. Ayer cogí ese medio manuscrito y comencé a leer, descubriendo que lo que había me gustaba mucho. Estoy deseando volver a emprender este viaje vampírico del que, como llevo la mitad del camino recorrido, tampoco creo que vaya a ser demasiado largo. ¿O sí?