Vampy

Últimamente andaba algo preocupado por Vampy. Bueno, la verdad es que lo estaba, y mucho. En poco tiempo habíamos advertido un bajón muy grande en ella y, sobre todo en el último mes, había perdido mucho peso y se le veía que ya no era la misma que antes. Decidí llevarla al veterinario para que le hiciera un chequeo y ver qué podíamos hacer para dale mejor calidad de vida, ya que un perro que está a punto de cumplir quince años no puede pedir más que calidad de vida, puesto que lo que tenga, son cosas de la vejez y no tienen solución.

Yo soy consciente de que tiene una barbaridad de años, que para un perro es mucho y para un carlino es una burrada, ya que su esperanza de vida está en como mucho doce. Ya a esa edad recuerdo que el veterinario se asombraba de que estuviera viva y, mírala ahora, a punto de hacer quince.

Sobre todo su comportamiento ya no es el mismo. Hace movimientos y paseos mecánicos, sin ir a ninguna parte. Solo va y viene, va y viene, sin parar. Eso me hacía suponer que la demencia podía ser algo a tener en cuenta. La mudanza tampoco le ha sentado nada bien y todos estos días estaba muy nerviosa, desubicada y durmiendo muy poco (ella, que es muy dormilona). Vamos, que ya no era la misma.

Lo que yo quiero es que no esté enferma y que lo que le quede, lo lleve con tranquilidad. Solo con pensar en que se me va a ir, se me parte el alma. Llevo un mes en el que se me caen las lágrimas solo de pensarlo. El día que se vaya, se va a llevar una parte de mi vida con ella.

El viernes pasado me dieron cita en el veterinario y la llevé caminando poco a poco (ahora estamos a más de quince minutos andando de allí) y cogiéndola en brazos para que no se cansara.

Al llegar, me llevé el primer susto. Allí tienen una balanza y la puse encima. Sabía que había adelgazado bastante pero, al ver que marcaba cinco con ochocientos, me quedé boquiabierto. Ella solía pesar de ocho kilos para arriba.

Después de mi sorpresa, la sorpresa fue de ellos al verla y comprobar que estaba bastante bien y dejarme claro que tenerla viva a esta edad es un regalo.

Le hicieron su chequeo. El corazón lo tenía muy bien y le sacaron sangre para hacerle un análisis y comprobar si esa pérdida de peso se debía a diabetes, algo de tiroides o alguna enfermedad. Vampy se portó muy bien, pese a que le hicieron daño con la aguja.

Al dejarla en el suelo, empezó con sus paseos y la chica me preguntó si hacía eso en casa. Le dije que sí y le pregunté si eso era demencia, recibiendo como respuesta un movimiento de cabeza asintiendo. Me envargaron unas pastillas para ver si con eso mejoraba algo, pero el tema no era preocupante y muy normal.

A falta de los análisis, la perra parecía estar muy bien. Me fui de allí más aliviado y volvimos a casa. Hoy me han llamado para darme los resultados. Yo, con el corazón en un puño, me esperaba lo peor, pero me han dicho que, quitando un pequeño problema de riñones crónico muy normal a su edad, la perra está perfecta. Sana como un roble. Todo lo que le pasa son achaques de la edad, pero Vampy está sorprendentemente bien. Quieren hacerle más pruebas por la pérdida de peso, pero todo hace indicar que la vejez de la perra está siendo muy buena.

Otra cosa que me ha sorprendido, es ver que desde que fue al veterinario, parece haber revivido, como si de pronto hubiera despertado y ya estuviera completamente hecha al nuevo piso. Los paseos sin sentido se han disminuido mucho (y eso que no hemos empezado con las pastillas), duerme más, está más tranquila… Así, de un día para otro,

Todo un alivio, porque para mí la prioridad es su calidad de vida, su tranquilidad, y que esté feliz, cosa que parece que estamos consiguiendo.

A por los quince, Vampy.

Author: Javier Herce