Contracorriente…

Toda mi vida he ido contracorriente, siempre luchando por ser yo mismo y no lo que los demás quieren que sea.
Toda mi vida he estado escuchando a los demás diciéndome cómo tengo que hacer las cosas, cómo tengo que ser.
Toda mi vida me he sentido juzgado por ser diferente, por no ir a favor del viento, y ser juzgado siempre daba como resultado ser marginado, apartado.
Toda mi vida me han estado recordando que no encajo, que no pertenezco a nada, que soy demasiado raro. No conozco a nadie que no me haya llamado, al menos una vez, raro.
Toda mi vida he sentido la necesidad de gritar que estoy aquí, decirle al mundo que me haga un hueco, que busque un espacio para mí.
Sigo caminando con el viento en contra, intentando no escuchar al que me dice que siga el camino de los demás, que sea como los demás. Me dicen cómo tengo que escribir, cómo tengo que cantar. Por supuesto, escucho los consejos, los medito y, si veo que tienen razón, los acepto, pero la mayoría de las veces no son consejos para mejorar, sino son indicaciones para que sea convencional.
Yo no soy convencional. Nunca lo he sido y no veo el motivo para serlo ahora. Yo quiero ser el mejor en lo mío. Quiero ser el mejor escritor, el mejor cantante. ¿Voy por el buen camino? ¡Yo qué sé! En las clases de canto veo que sí, pero en el estudio veo que no. En el nuevo disco van a salir cosas muy interesantes, aunque me siento frenado, porque quiero ir más allá. Esto es cuestión de que frustrarse es signo de querer mejorar, de querer ser perfecto, pero la perfección no existe. Yo no soy perfecto y jamás lo voy a ser. Tampoco lo voy a pretender.
Seguiré soñando y en mis sueños no voy a parar de cantar, porque en mi interior siento que cantar es la única forma de ser libre.

Author: Javier Herce